30 de octubre de 1999

[Senegal] Una semana en Senegal

Una Semana en Senegal:
Relato de un viaje, de un país, de sus gentes.


El pasado mes de octubre, finalizando la época de las lluvias en Senegal, hicimos un viaje de una semana. Esta fue nuestra primera experiencia africana. Como en todos nuestros viajes hicimos un montón de fotos y un cuaderno de viaje. el relato que viene a continuación procede de este cuaderno de viaje. quizás no tenga ninguna categoría literaria, pero para quien esté interesado en viajar a Senegal o en conocerlo un poco puede ser de bastante interés:

El cuaderno está escrito a veces por Nacho (que soy yo) y a veces por Jose (que es mi novia). para diferenciar quien escribe cada cosa utilizaré la negrita si escribo yo y la letra normal si escribe Jose. Espero que os guste.

En los relatos Jose escribe así, y Nacho así.

DÍA CERO

Nos levantamos, discutimos, ésta se quiere llevar el armario con su sinfonier a África.

Jua, jua, jua. Éste que es un andaluz "do carallo". Sólo quiero llevar siete camisetas de tiras y él dice que dos camisetas y dos pantalones, uno corto y otro largo. Y no me deja llevar nada más. Capullo!!. SE RIE DE MI. VAI LEVAR...

Hoy salimos de viaje. Nos hemos levantado tempranísimo, para estar de vacaciones. ahora son las 11,30 y ya están preparadas las bolsas para ir a África. Hasta las cinco de la tarde no tenemos que ir al aeropuerto.

Estamos en el aeropuesto, esperando. Nuestro avión lleva retraso y no sé cuanto retraso nos podemos permitir para poder conectar en Barajas con el avión a Dakar. Nervios.


Bueno, bueno, menuda movidita... Salimos con más de una hora de retraso de Vigo, y teníamos hora y media para coger el otro avión a Dakar. Nervios. Llegamos a Madrid y a dar vueltas en el cielo y no damos bajado. Por fin lo hacemos. Quedamos en el quinto culo y nos llevan en autobús hasta la terminal de vuelos nacionales, y venga carrera, más de un kilómetro a toda prisa cargados con las mochilas que no habíamos facturado, y menos mal, porque seguramente no hubiéramos llegado.

Nacho que corre más, se adelanta al mostrador de "Tierra Joven" mientras yo me quedo en salidas respirando. Cuando Nacho llega con los billetes nos dicen que solo hay un asiento. COJONUDO!!. Bueno, a ver si se arregla el mogollón o soy capaz de matar a alguien.

Después de un buen rato de espera (el vuelo lleva retraso de las 20,15 previstas a las 10,00 que ponen las pantallas) arreglan el entuerto pues uno de los pasajeros es un bebé. Debido a la espera "Spanair" nos obsequia con un sandwich y una cerveza a cada uno que estamos tomando ahora en una cafetería. Esto es enorme, hay muchas tiendas, restaurantes, cafés, cervecerías, etc. Se podría vivir aquí dentro.

Ahora ya tranquilos. Parece que no perdemos el avión a Dakar. Lo que no se sabe aún es la hora de salida. Son las 21,15 y la pantalla dice ahora que la salida va a ser a las 22,20, ya el policía de la aduana nos deseó suerte. Supongo que "esto" es "lo normal" con los charters.

DÍA UNO

Estamos en Saly, por fin. Anoche llegamos a Dakar sobre las 3,15 (hora local, es decir, dos horas menos que en España). Entre trámites, primer encontronazo con el calor húmedo que describe Conrad en sus novelas, autobús hasta el hotel, reparto de habitaciones y meterse en cama nos pudieron dar las 5,30 ó 6. Ahora son las 9,00 y ya estámos almorzando (petit dejeuner).

El hotel tiene unos jardines alucinantes: cocoteros, eucaliptos, acacias y otros árboles que aún no sé como se llaman. Plantas impresionantes por todas partes, humedad del 100 % y 28 ó 30 grados de mínima por la noche hacen el milagro. No quiero pensar el calor que puede llegar a hacer a mediodia...


Después del desayuno nos fuimos a dar un paseo por el hotel, una zona comercial dónde todo el mundo te saluda, sonríe, te da la mano, se presentan, preguntan tu nombre, de dónde eres, ... Son muy amistosos, enseguida te hacen regalos, nos han hecho una trenza a cada uno y ya te enganchan porque te lo venden todo con su amistad.

Son muy guapos, sobre todo las mujeres y los niños. Tienen una piel tan preciosa...

Ahora estamos en la habitación porque Nacho no se encuentra bien, sigue muy resfriado y como hace tanto calor se agobia un poco. Es una estancia muy simple; al entrar está el baño a la derecha y un pasillo pequeño con un armario empotrado. Subes cuatro escaleras y das a una estancia con sillón, sofá y mesita, y una amplia terraza al jardín frondoso; luego subes ocho escaleras más y arriba están las camas y el aparato de aire acondicionado.

Hemos dormido bien, aunque solo tres o cuatro horas como mucho, por eso estamos tan "escarallados". Esta tarde, a las tres, tenemos una reuníon con los guías de UNIJOVEN, una chicha blanca y un chico negro que nos explicarán cómo funciona el tema de las excursiones.

Ya hemos aprendido algo, que en cuanto te paras a saludarles y a charlar ya te venden cualquier cosa. Hay que estar "al loro" que nos dejan sin un duro el primer día. Coño!

La primera impresión acerca de la proverbial hospitalidad senegalesa es que se pasan (después nos enteramos que esto ocurre, sobretodo, junto al complejo turístico, dónde sufren una especie de fiebre del oro provocada por el turista europeo que trae consigo más dinero del que ellos pueden soñar en tener). Se pasan tanto que sabes cuando comienzas una conversación, pero tienes problemas para poner punto final. Además, por ahora, los que han sido "hospitalarios" con nosotros tenían otras pretensiones (vender y no precisamente a buen precio). Saben que estamos alojados en un hotel carísimo (para ellos) y están acostumbrados a que los europeos clientes de estos hoteles manejen mucho dinero.

Ya vimos un restaurante donde comer por 2.500 Fcfa (Francos CFA, que es la moneda local), es decir 625 pesetas. que por una dorada no es mucho pedir (aunque fuera cruda).

Hay mujeres guapísimas. La piel que tienen llama la atención, y la sonrisa, y los pómulos...

Y más sobre la "hospitalidad":

Después de almorzar bajamos a la playa. Allí se nos presentó un hombre diciendo que los españoles éramos sus hermanos, y tal, y tal. Nos preguntó nuestros nombres y nos pidió que los escribiéramos en su "libro de oro" (una agenda de 1993, sobada sucia y con nombres escritos por todas partes). Mientras nos enrollaba otro trabajaba madera y ponía nuestros nombres en unos amuletos de la buena suerte. Entre dimes y diretes fue presentándonos la mercancia. Nos pidió que escogiéramos alguna figura de nuestro gusto y explicó que habría que ponerse de acuerdo en el precio. Las figuritas fueron una tortuga y tres monos. Empezó pidiendo 40.000 Fcfas. (10.000 pelas) y ya había conseguido que nos sintiéramos obligados a llevárnoslas después del regateo (que me pareció eterno y que yo consideraba una especie de ejemplo, no una compra real...). El precio quedó en 25.000 Fcfas. (6.250 pelas) (más tarde nos daríamos cuenta del "atraco que supuso esta compra). Pues resulta que los billetes más pequeños que teníamos eran de 200 FF (1 Franco Francés equivale a 100 Francos CFA), con lo que le dimos uno y nos fuimos a cambiar otro. En el Centro comercial había un estanco dónde hacían cambio de moneda, pero no tenían dinero suficiente para cambiar. Al lado del estanco nos lió otro "amigo" al que compramos una visera por 4.000 Fcfa (1.000 pelas, otro atraco) y como tardábamos mucho ya vino el primero, de malos modos y olvidando su "hospitalidad", a reclamarnos lo que faltaba.

Cuando nos acercábamos otra vez al chiringuito del primer "amigo" nos saludó y empezó a saludarnos un tercero. En cuanto lo vio el primero le dio dos voces, pues esto de la "hospitalidad" debe de tener un no-se-qué de exclusiva (¿o será que si alguien nos pega un sablazo no quiere que otros nos sableen sin lucrarse él?).

Ahora deben de ser las dos de la tarde. Ya comimos: doradas greladas. No fueron las más esquisitas de nuestras vidas, pero estaban frescas y ¡Con patatas fritas!, y un pisto que estaba muy bueno. Nos cobraron por la comida 6.000 Fcfas (1.500 pelas).

Un animal importante para esta gente es la gacela, a la que, de alguna manera, imitan en sus movimientos corporales, sobre todo la cabeza y el cuello. Si a la mañana ya comentaba que el calor del mediodía podía ser mortal, ahora ya podemos certificarlo. HORROROSO. ¡¡HASTA JOSE SE QUEJA!!.
SUDO, SUDO Y SUDO COMO UNA LOCA, NA MIÑA VIDA SUARA DESTE XEITO.

Ahora ya es de noche, las nueve menos cuarto. Anochece pronto. No sé a qué hora pero hace más de una hora que se puso el sol. Por la tarde tuvimos una reunión con la chica de UNIJOVEN en la que nos explicó las excursiones que tienen programadas para toda la semana. En principio escogimos cuatro excursiones como las más apetecibles y reservamos ya las dos primeras, puesto que no parece muy fácil buscarse la vida aquí para salir solos por este país. Además la chica de UNIJOVEN nos previno mucho en contra de esta posibilidad. Nos metió el miedo en el cuerpo citando la posibilidad de robos, accidentes en coches que van "casi siempre" sin seguro. Habló de enfermedades, y, en definitiva, se aseguró de que las excursiones que hiciéramos las hiciéramos con ellos y con nadie más. Finalmente reservamos las dos primeras y pagamos por ellas 71.000 Fcfas, (17.750 pelas).

Subimos a refrescarnos a la habitación, que con su aire acondicionado es el recurso que te queda para cuando estás más agobiado [ESTO SOLO PASA EL PRIMER DÍA] Salir del recinto del hotel significa ser inmediatamente abordado por chicos, niños, ... que pretenden diversas cosas del "hermano" español. Así estos chicos quieren que te gastes el dinero fuera del hotel y bajo su control. Critican los precios del hotel, excesivos, y ofrecen, por ejemplo, hacer las excursiones con ellos o con conocidos suyos, pero ¿nos podemos fiar? [AHORA YA SÉ QUE SÍ]. También intentan que compres en tal sitio en vez de en tal otro, o que te hagas un peinado senegalés, o cualquier otra cosa. No hemos visto turismo sexual [MÁS TARDE LO VERÍAMOS] , pero tampoco anduvimos de noche por ahí. Varios nos ofrecieron mariguana y tenemos comprometida la cena de mañana en "el village" que es como se llama el ¿pueblo? más cercano. A todos estos senegaleses los echan de la playa los vigilantes de los hoteles (las playas deben pertenecer a los hoteles, no a los senegaleses) ya que son la competencia a los servicios ofrecidos por el hotel.

Es una pasada la vegetación. Estamos en el trópico y eso se evidencia a cada momento. La cantidad y el tamaño de los insectos sorprenden (por cojones) a quien no los conozca de antemano. Esta superabundancia de insectos es la comida de cantidad de lagartos, pájaros, cangrejos, etcétera. Y no solo insectos. También vi hoy, al anochecer el murciélago más grande de mi vida. Con las alas desplegadas no bajaba de los setenta centímetros. Y de pájaros ya hablaré...


DÍA DOS

Ayer fue un día intensísimo. Acabamos agotados. Pasamos nuestro primer día de calor tropical.

Nos levantamos a las siete para ir de excursión a Dakar y a la Isla de Gorée, que fue punto de partida para treinta millones de esclavos africanos en tránsito hacia América. A esta hora no aprieta tanto, pero veinticinco grados centígrados, con una humedad próxima al cien por cien, son más que suficiente para sudar.


Llevamos toda la mañana de excursión, en microbús con aire acondicionado. Primero fuimos a Dakar a hacer una visita panorámica con paradas a comprar artesanía.

Autobús de Dakar
Vimos un mercadillo de cuadros de arena, que son preciosos.
Vendedora

Trabajan sobre una tabla de contrachapado que impregnan de sabia de baobab y goma arábiga, a modo de pegamento y después echan arena por encima.
Niños artesanos

Arena de distintos colores. Compramos uno de los más pequeños y económicos, nos salió en 10.000 Fcfas [PICAMOS, MÁS TARDE LOS VERÍAMOS POR 1.000 FCFAS], el guía de UNIJOVEN nos dijo que en aquel mercado no se podía regatear.
Mercado de Artesanía de Dakar

Después un mercado de artesanía: el poblado artesano de Dakar. Artesanía en teca, telas, cuerno de cebú, oro, plata, ... Aquí compramos un tambor y una falda. Otra vez a la furgoneta climatizada y visita a Dakar.
En el mercado de artesanía de Dakar

Muchísima gente, un mercado de libros usados alucinante, enorme y lleno de puestos. Casi todos los libros son escolares. Un atasco fenomenal y las calles sin pavimentar. En todo Senegal no hay un semáforo, ni una señal de ceda el paso (sólo vimos señales de curva ). La mayoría de las viviendas, al igual que en los demás pueblos, de planta baja sin puertas ni ventanas. Solo a veces una puerta de chapa o una cortina. Chicas guapísimas, niños, señoras y viejos. Vaya viejos,...
Mezquita de Dakar

Por fin la mezquita de Dakar, regalada por Hassan II al pueblo de senegal (2 minutos), la catedral cristiana (1 minuto) y el palacio presidencial (otro minuto). Después el puerto de Dakar y el barco a Gorée.

Isla de Gorée.
Isla de Gorée

Desembarcando en la isla le abrieron la mochila a una chica que venía con nosotros y le robaron el móvil. Encima le avisaron de que llevaba la mochila abierta.


Es un lugar muy bonito. la gente guapa se baña en la playa, se tumban en la arena bajo las sombrillas, toman algo en los chiringuitos, todo color. Mercados, venden de todo, aquí también te acosan pero creo que mucho menos.
Playa en Gorée

Visitamos la casa de los esclavos, un lugar de auténtico horror, los pasillos y las celdas de los esclavos, separados hombres, mujeres niñas y niños, la puerta del viaje sin retorno que da al mar y desde donde los embarcaban a América, un sitio espantoso. Había muchos visitantes, también negros americanos.
Niños en Gorée

Comimos en un chiringuito mirando al mar; de primer plato cús-cús (según nos enteramos después), de segundo brocheta de pescado con arroz y una salsa marrón de cebolla y mostaza, y de postre mango. En la excursión de UNIJOVEN venía incluída la comida, pero tuvimos que pagar las bebidas, hasta el agua.

Luego dimos un paseo por la isla,vimos cárceles y lugares de horror, pero también vimos un buen lugar para vivir, casas bonitas con balcones, calles bonitas por las flores y plantas y las gentes que hacen toda su vida en la calle: cocinan, duermen, juegan, se relacionan, charlan, se hacen trenzas y se acicalan, bueno, de todo.
Jose en Gorée

Los niños son lo mejor. Hay miles y tienen unos ojazos enormes y atentos, sonríen con facilidad, te piden caramelos, monedas, "cadeaux", etc., son guapísimos, tiernos, suaves, un encanto.
Niño de Gorée

Cuando volvimos de Dakar al hoten pillamos un atasco descomunal. No podía creerlo, pero durante dos horas, estuvimos parados en una caravana.

Un rato muy divertido fue el de las compras en el mercado de Dakar. No parábamos de regatear salvajemente, pero siempre salimos con la impresión de haber sido timados. Hasta yo regateo, ya le cogí el gustito. Lo malo es que no sabemos el valor de las cosas.

Ahora estamos en la habitación del hotel. Cuando llegamos Jose se duchó y después cenamos en el bufet del hotel. Cenamos "Canard" , que es no sé que ave pero que estaba bastante buena.

Hoy fue un día completito. Nuestro guía "Amadeo" (no sé si su nombre es m'dur, o algo parecido) es una gozada de guía. Se explica muy bien y es de los pocos que nos trata, casi, como a iguales. Esta tarde en la casa de los esclavos, solo con sus explicaciones, nos hizo vivir de tal forma la barbarie humana como ningún museo del horror que haya por el mundo nos puede enseñar. Parece ser que la casa de los esclavos se va a convertir en museo, con grilletes, "y tal, y tal". Seguramente no causará tanto efecto como las paredes desnudas que vieron los 30 millones de personas que emprendieron su "viaje sin retorno" desde aquí.

Gorée

DÍA TRES

¡Otra vez madrugón!. Salimos a las ocho y media en un camión de la guerra, ruso, un seis por seis, rumbo a los poblados africanos. Primero nos dirigimos a M'bour, que era la ciudad más cercana. Allí hicimos una colecta y nuestro guía fue a comprar cosas para dejarles de regalo: arroz, jabón, velas, cerillas, caramelos, y además él llevaba ropa que reparte una vez a al semana lo que los turistas le mandan o le dejan aquí. Visitamos tres o cuatro de distintas étnias. Vimos como viven, lo poco y lo mucho que tienen. Parece que comparten un poco todo, claro viven en tribus y todo es para la comunidad. Fuimos por pistas de tierra entre campos de mijo y bosques de baobabs.

Otra visita fue a un enorme baobab en el que caben dentro treinta personas. Estos árboles son una auténtica preciosidad: troncos enormes, ramas retorcidas y muy muy gruesas, y los alimentarios, que son los que más abundan, con pocas hojas. Allí Amadou, que es nuestro guía, nos explicó que para ellos hay tres clases de baobab. Al primero se le comen los frutos (pan de mono) y las hojas secas en el cús-cús de la cena diaria. El segundo es el baobab sagrado porque en él se reencarnan los viejos del poblado y a su pié se depositan "cri-cri's" en memoria de los familiares. A este baobab, y a todo lo que hay a su pié no se le debe tocar, ya que esto provocaría mala suerte. El último es el funerario y en el que meten al cricrot cuando muere. Aprovechan así que a partir de los doscientos cincuenta años el baobab empieza a perder madera dentro del tronco, quedando hueco. Pueden vivir miles de años. Todos los baobabs son distintos y todos bonitos. Los troncos claros, blancos, grises, barrigudos, rudos, son como una esponja cuando llueve, recogiendo agua para la época seca.

Hoy nos enteramos también de como se elabora el cús-cús, cuyos ingredientes son mijo, hoja seca de baobab molida, agua y calor para que ligue todo. Es la cena tradicional senegalesa. Da un curro impresionante descascarillar el mijo, aventarlo, molerlo, y finalmente, cocinarlo al vapor en media calabaza. Lo hacen todo las mujeres.

La gente de los poblados vive con poca cosa: un poco de leche (son ganaderos) para vender en el pueblo y comprar arroz; otro poco de mijo que cultivan en los meses de lluvia; hojas de cierta acacia para combatir el paludismo; otras plantas para bajar la fiebre; y mucha alegría, alegría y ritmo desde que nacen. Hoy ponían a bailar niños de dos años.

La otra cara de la experiencia es el paseo en seis por seis. Si no vas bien agarrado no acabas el viaje entero. [PASAMOS DOS DÍAS DOLORIDOS]

Cuando volvimos al hotel nos duchamos y paseamos hasta el poblado, donde encontramos a, bueno, nos encontró él, nuestro "amigo" Paco.

Comimos en una caseta de la playa, como reyes; lotta, que es un pescado local, y gambitas. Todo a la brasa.
Mientras esperábamos por la comida pasó a saludarnos todo el pueblo, nos preguntaban de dónde éramos, qué tal nuestras vacaciones, si nos gustaba Senegal, tocaban música, cantaban. Convencimos a una pandilla de veinte españoles que habían ido allí a pescar de que se quedaran a comer. Más barato que en el hotel, pero no mucho más (Paco debe cobrar su comisión), pero riquísimo.

Después Paco nos invitó a su casa, a fumar mariguana y beber té de menta. Y a hablar. Charlamos un buen rato mientras iba llegando más gente. Aquí nadie se da cuenta de que viven en el paraíso. Todos se quieren ir a España a juntar cuatro perras que aquí suponen "un capital". Pobres.


CHOVE EN SENEGAL. Ya nos cayó una buena tromba de agua en la excursión de esta mañana y ahora lleva un par de horas cayendo agua bien a gusto. ESTAMOS CENANDO UNOS RICOS BOCATAS DE POLLO EN LA HABITACIÓN, AHORA UN PETA DE MARIGUANA Y A DORMIR.

DÍA CUATRO

Lago Rosa. Hoy madrugamos menos, salimos a las nueve en un camión igual al de ayer, [O ESO NOS PARECIÓ AL MONTARNOS]

El camino hasta el lago Rosa lo hicimos en parte por la carretera de Dakar y en parte por pistas de tierra. Hicimos una parada a sacar fotos de baobabs y pasamos también por una pista hecha de conchas.

El lago Rosa no es rosa, al menos hoy no es rosa.


Para tener ese color hace falta sol y hoy está nublado. Hay gente trabajando en la extracción de sal del fondo del lago. El seis por seis nos llevó hasta la playa que hay al lado (la meta del París-Dakar), un playón enorme al que no va nadie más que unos pocos turistas.



Pués ahí se murió el seis por seis. Quedó enterrado en la arena.


Después de hora y media, Amadou consiguió que otro todoterreno nos acercara hasta el restaurante. Tuvimos suerte, al lado nuestra, bajo otra carpa, tumbados sobre colchones y enormes cojines, unos turistas más ricos comían y habían pagado un espectáculo de ritmo de tambores y danzas:


Colores vivos sobre pieles negras sudorosas bailando al sol.


Ahora esperamos que consigan sacar en camión de la playa o traigan otro para ir al hotel.


Serían las once y media cuando se atascó el camión. El guía de UNIJOVEN no tenía teléfono móvil, y una vez que comimos tuvo que desplazarse andando, dejándonos solos varias horas, para solucionar el problema. Cuando por fin vimos que llegaba un todoterreno igual al nuestro, pasó de largo y fue a la playa a sacar el otro. La operación duró hasta las ocho de la tarde. Llegamos al hotel a las nueve y media de la noche, con poco tiempo para cenar.

UNIJOVEN no devolvió dinero ni completó la excursión. Nos quedamos sin ver Kayar que era nuestro programa para la tarde. Decidimos no volver a salir con ellos.

DÍA CINCO

La noche anterior Escamilla nos invitó a cenar, junto con Oscar y Eva. Intentó invitar también a dos senegaleses que se le acercaron en el centro comercial porque confundió a uno de ellos con el fotógrafo que nos acompañó al Lago Rosa. Decidimos organizar una excursión por libre para el día siguiente.

Nos fuimos encontrando en el desayuno y encontramos también a Javier y Sagrario, que se acababan de quedar sin planes al cancelar UNIJOVEN su excursión por falta de clientela.

En la agencia de alquiler de coches del centro comercial contactamos con Sisé Papé y negociamos una ruta de todo el día, viendo Fadiouth, comiendo allí y por la tarde la Reserva de Bandia. Con lo que nos cobraba Sisé, más el guia de Fadiouth, más la comida, más la entrada, el todoterreno y el guía de Bandia veinte mil Fcfas por persona (5.000 pesetas).


Fadiouth es una isla en la desembocadura de un río. Construída a base de conchas de berberecho y ostras.


Está unida a la costa por un puente de madera y hace muchísimo calor.


Para visitar el pueblo, en el que viven unas ocho mil personas, hace falta contratar un guía de una cooperativa del pueblo, quien lo enseña a los turistas. Nos tocó Pascal André N'Dour que prometió enviarnos semillas de baobab en noviembre.


La isla tiene otro puente hasta una segunda., mucho más alta y con baobabs.


Es el cementerio. El único cementerio del mundo donde cristianos y musulmanes descansan juntos.


Desde arriba hay una vista amplísima, la desembocadura del río, la otra isla, y una tercera dónde tienen los graneros para el arroz, que es el cultivo de la zona.


Comimos allí mismo: un bandejón de gambas con ajo, buenísimas, y un solomillo de cebú, que es la vaca senegalesa. Jose comió pollo a la brasa, muy bueno. De postre banana, sabrosísima.


Por la tarde fuimos a Bandia. Ya en el aparcamiento una avestruz casi se come a Jose.


Nos dieron un paseo por la reserva. Allí vimos martines pescadores azules, de un azul eléctrico, jabalíes facocheros, gacelas, antílopes, una cantidad impresionante de aves, jirafas, monos, tortugas, .....



Vimos también baobabs a los que no les arrancaban las hojas, muy bonitos, uno de ellos funerario, con los huesos de los brujos dentro, y otro que parece un elefante gigante.

Con la gente lo pasamos muy bien. Alfonso Escamilla es el más veterano del grupo, pero el más "cachondo mental" de todos. Oscar y Eva andan en la treintena y son muy animados y simpáticos. Javier colecciona coleópteros y lleva recorrido medio mundo con Sagrario buscando siempre bicherío para aumentar su colección. En Senegal se está poniendo las botas. Salió un grupo de lo más divertido. Este fue el mejor día hasta hoy. Aprovechamos bien el tiempo.Yo estuve haciendo de intérprete para todos. Nos paró la policía y no hubo ningún problema. La furgoneta llevaba seguro, como todas en Senegal, ya que sin el seguro no les venden el coche. Son rigurosos y no permiten circular coches sin seguro.


DÍA SEIS

Hoy ha sido el día más caluroso, con diferencia, de toda esta semana. ¡Vaya forma de sudar!. Las gotas de sudor corrían por el canalillo y tetas abajo. Fue una auténtica pasada.

Volvimos a salir los siete con Sisé, en su furgoneta, a las nueve de la mañana. La primera parada fue en M'Bour para comprar gambas para la comida. Mientras Sisé compraba, nosotros quedamos en la furgoneta en una de las multitudinarias calles del mercado de M'Bour. En pocos segundos estábamos rodeados de niños y gente que nos ofrecía cosas para comprar.

Todos, como siempre, pedían regalos, caramelos o monedas. Uno me pidió la dirección para escribirme y enviarme un regalo y luego me escribió la suya. Cuando le pregunté qué regalo quería que le enviara me pidió un balón de fútbol, una botas y una camiseta de manga corta de Raúl.

Seguimos el viaje hacia Sine Saloum, en la furgoneta de Sisé que esquivaba todos los baches que podía circulando por la izquierda o saliéndose al arcén. Vaya calor!!.


En Ndangane embarcamos en una piragua decorada a motor.


Nos untamos crema solar y repelente de mosquitos y llegamos a un campamento donde comimos gambas y pescado, sandía y plátanos.


Me di un baño en los manglares. el agua estaba caliente, era como meterse en la bañera y el suelo estaba cubierto de limo, lo que daba mucho asco. El mangle tiene muchas raíces cubiertas de ostras que quedan al aire con la bajamar.


Volvimos a la piragua para dar una vuelta por los manglares, vimos muchos pájaros: pelícanos, flamencos, garzas de varias clases y otros.



Dejamos la costa y nos dirigimos hacia el interior, para visitar unos poblados. Esto sí que fue auténtico, como el día que comimos en Saly y luego nos fumamos unos petas de maría con Paco.


En los poblados donde nos llevó Sisé, muchos de los niños más pequeños, de uno, dos o tres años, se asustaban mucho de nosotros y se ponían a llorar. No hablaban francés y no pedían "cadeaux", ni monedas, ni caramelos, ni nada.


Despertábamos la curiosidad de los críos pero se acercaban poco, al principio.


El último poblado fue lo mejor. Llamaron al brujo, que luego nos hizo una exhibición de su "trance" tocando el tambor.


Machacamos mijo con las mujeres.


Jugamos con los niños, sobre todo Nacho, que en todas partes ha hecho malabares para ellos, y luego bailamos y tocamos palmas y disfrutamos con ellos.


Cada uno estaba en su labor, pero cuando se montó la fiesta, todo el poblado, incluso los niños más tímidos y que antes no se habían querido acercar a nosotros, se unieron a la fiesta. ¡¡Genial!!

Y este fue el penúltimo día en Senegal. Ya sólo queda mañana.

DÍA SIETE

Hoy, sin tener que madrugar, nos levantamos igualmente temprano. A las nueve ya estábamos desayunando unos y otros fueron llegando. Nadie tenía claro que hacer el último día. Había que sacar todo de las habitaciones y dejarlo amontonado en recepción hasta la salida hacia el aeropuerto de Dakar.

A medida que transcurría la jornada UNIJOVEN iba retrasando la hora de la salida. Cuando salimos de desayunar teníamos un letrero puesto para que desalojáramos las habitaciones antes de las 12 de la mañana, pero sin indicar aún la habitación que quedaría como vestuario hasta la hora de la salida, que tampoco constaba. Más tarde indicaría las 18,30 como hora de salida. Dejamos libre la habitación y amontonamos nuestras maletas con las del resto del grupo.

Jose y yo nos fuimos a dar un masaje senegalés en un hotel cercano. El masaje no resultó ser lo que esperábamos. Los dos fuimos pensando recibir un masaje relajante que acabara de todas las tensiones europeas que aún notábamos en nuestros cuerpos, para volver totalmente nuevos. Pero el masaje consistió en una serie inacabable de caricias deliciosas y excitantísimas. La cosa no pasó a mayores porque fuimos dos "pardillos". En todo caso, lo disfrutamos muchísimo.

Cuando volvimos a nuestro hotel, ¡el cartel de UNIJOVEN señalaba las 18,00! ¿habrían adelantado el vuelo?. Después nos juntamos con Escamilla, Eva y Óscar y nos pegamos una buena comilona -langosta- para despedirnos bien de África.


Por la tarde estuvimos haciendo las últimas compras y regalos en los alrededores del hotel y, haciendo tiempo ya, en la piscina un último baño.


Ahora nos dicen que cambiaron el letrero otra vez. Vamos a verlo y señala las 20,30. ¿habrán retrasado el vuelo?. Ninguna información, aunque lo normal sería que la encargada de UNIJOVEN estuviera informada de esas cosas, no nos dio una información completa en ningún momento.

Por fin llegamos al aeropuerto. Nervios. No encuentro el billete de Jose y yo fui el último que anduve con él. Aquí sí responde UNIJOVEN y hacen un duplicado al momento. Pasamos la aduana y... cuatro horas tirados en Dakar, treinta y tantos grados y 100 por 100 de humedad. Horroroso. UNIJOVEN TENÍA QUE SABER LA HORA A LA QUE HABÍA SALIDO EL VUELO DE BARAJAS. ES UN CHARTER FLETADO POR ELLOS. Pues nos tienen allí tirados 4 horas y ni una explicación. Hubo amago de motín. Nos dimos cuenta de que todos los jueves pasa lo mismo. Sacan a los turistas del hotel a todo correr para tener tiempo de limpiar los autobuses que acabamos de utilizar nosotros. Esperan el avión. Una hora. Es un vuelo largo, 3.500 Km. y el avión tiene que pasar un cierto proceso: vacian los equipajes, la tripulación baja del avión ,limpian la zona de pasajeros, repostan combustible, etc. Dos horas más. Al final CUATRO HORAS TIRADOS EN DAKAR. GRACIAS UNIJOVEN.

Pero la odisea no acabó en Senegal. Siguió en Madrid. LLegamos a Barajas con cuatro horas de retraso, a las 9,15. Asique perdimos el avión a Vigo. Pero eso es ya otra historia...

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