30 de octubre de 2000

[Marruecos] Erfoud-Dadès

22 de octubre de 2000.

Nos levantamos a las 3,30 de la mañana. Vestirse, desayunar: zumo de bote, café con leche, baguettes recién horneadas, margarina y mermelada. Después al coche, a llenar el depósito y a la pista de Merzouga. Primero 17 Km. asfaltados. Detrás nuestra varios 4x4 que se dirigían también allí. Noche cerrada. La pista no es difícil de seguir, lo difícil es acertar con el mejor trazado para evitar piedras, baches, arena suelta, ... pero se puede pasar con cualquier coche si se hace suficientemente despacio. Siempre al este-sureste, siguiendo una línea de telégrafo.

Por fin llegamos a una zona con albergues al pie de las dunas de Erg Chebby. Dejamos el coche y nos adentramos 1 Km. más o menos en el Erg. La arena finísima de tonos rojizos. Mucho viento. Mucho frío.


Mientras esperábamos el amanecer se nos unieron en la misma duna una pareja, él francés y ella chilena, que nos acompañaron después hasta Rissani.


El desierto de arena es una pasada. La variedad de tonos y formas que aparecen cuando los primeros rayos del sol dan de través, es alucinante.




Desde las formas grandes de las dunas hasta las ondas que dibuja la arena de la supervicie. MARAVILLOSO.


Aunque hacía una rasca de mil pares de cojones fue un espectáculo sensacional. Allí, en la duna desde la que observábamos el amaneces apareció un niño vestido de azul que pretendía vendernos unos fósiles. Con él hicimos un trueque, el par de bolsas de ropa usada que había traído de casa, por 3 fósiles.


Tomamos té y café en la "kasba de los hombres azules"


y partimos hacia Rissani con la pareja de la duna y siguiendo a un 4x4 que se dirigía hacia allí. Cuando llegamos al pueblo pretendieron invitarnos a un té en su casa "la casa del tuareg" dónde venden de todo y donde habían tenido "atrapados", el día anterior, al francés y a la chilena.

Nuestros acompañantes se quedaron allí. Nosotros seguimos rumbo a Dadès.


Al pasar Tinerhir el río se había desbordado.


Así que tuvimos que pararnos allí, junto a todo el pueblo, a esperar durante 3 ó 4 horas a que bajara el río para poder pasar al otro lado.






Pasamos la noche en Boumalne du Dadès en una Kasba-hotel preciosa por un precio bastante razonable 350 dh. con el desayuno incluído, tras el regateo de Nacho. El precio fue muy bueno porque fue la habitación con más calidad y limpieza de todas hasta ahora. Además está todo decorado como las de verdad, como viven ellos. Alfombras de todo tipo cubriendo todo el suelo y las camas cubiertas con sus bonitas mantas, además de un baño completo al mejor estilo europeo.


Visitamos esa tarde la garganta del Dadès que fue algo que nos impresionó mucho ya que es un lugar increible.


Llegamos al atardecer a las gargantas, así que la luz era una pasada.


Fue genial, pero hacía un frío de órdago.


Paramos a cenar sopa, tortilla francesa y brochetas con patatas fritas, ya de vuelta en Boumalne du Dadès, por 80 dh.. Y a dormir, porque después del madrugón estábamos medio muertos.

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